Políticamente corrector (de estilete)

sábado, 17 de abril de 2010

«Goorwell»

¿«Pesadilla orwelliana» o «Maravilla californiana»?

Mil novecientas ochenta y cuatro veces por día recurrimos al «comodín». ¿Dónde está el límite entre la maravilla y la pesadilla? Tal vez ese límite tenga fronteras fluctuantes, pero lo que es seguro es que debe establecerse con el parámetro de una educación menos virtual y más real para las nuevas generaciones.

Lo virtual, indefectiblemente, nace de lo real. Y no al revés. Sin una sólida base real, navegar en el mundo virtual se tornará una odisea que llenará de náufragos las costas del océano del conocimiento humano. Que puede acabar por hundirnos en una fosa abisal que no nos permita razonar y comprender más que superficialmente.

¿«Gran aliado» o «Gran Hermano»?

Sin duda la irrupción de Google es un hecho histórico-cultural que cambió la matriz de nuestro modo de trabajar, relacionarnos, aprender, comparar, informarnos y representa un «cambio de paradigma» en la historia contemporánea.

Pero no podemos darnos el lujo de permitir que el deslumbramiento nos impida ver la amplitud de horizontes de la realidad, la multiplicidad de tonos y matices que conforman nuestra cosmovisión como individuos y como miembros de una sociedad que lucha por no caer en neoinquisiciones más o menos veladas.

¿«Tecnologías en la educación» o «Educación en las tecnologías»?

Las nuevas tecnologías no son buenas ni malas per se, sino que todo depende del uso que hagamos de ellas, con nuestra responsabilidad individual y social como armadura. La solución no surgirá ni con la demonización ni mucho menos con el endiosamiento de Google, sino en el justo medio, con la mayor escala de grises de la que seamos capaces.

Sus mil tentáculos podrán ser usados a favor o en contra de nuestros intereses particulares en la medida en que nos dotemos —y dotemos a nuestros hijos— de las armas para discernir cuáles son sus ventajas y desventajas, cuáles sus fortalezas y debilidades, sus peligros y virtudes.

¿«Arma de construcción masiva» o «Arma deconstrucción masiva»?

Estamos en una etapa clave del naciente Capitalismo 3.0, en la que las fronteras entre lo real y lo virtual están difuminadas simplemente porque aún no hemos sido capaces de señalarlas con claridad. El gran desafío del presente es capacitarnos para comprender la real dimensión del fenómeno virtual más real de la historia.

¿Cuál será el parámetro para cerciorarnos de que captamos la dimensión de ésta revolución? Tal vez el hecho de tomar conciencia del buen y mal uso de ésta herramienta, demarcando fronteras menos nebulosas entre uso y abuso de un arma de construcción masiva que puede derivar en deconstrucción masiva de nuestra cultura.

martes, 2 de marzo de 2010

«a.G.»

I. El mundo a.G.

¿Cómo éramos antes de Google? ¿Cómo éramos antes de que «Google», una palabrita rara, se convierta en «Godgle», una palabrota ineludible, que busca a todas las demás palabras? En lo personal, ésta es una postal de mi pasado a.G.:

Corría el año 1997. «Estoy leyendo un libro de historia, plagado de referencias. ¿Quiénes eran los maquis? Busco el mi manoseado diccionario de bolsillo, siempre a mano. Mientras busco, me detengo media docena de veces, curioseando. Quince minutos después, sigo sin saber quiénes son los maquis, porque no figura esa palabra.

Voy al comedor, busco en la «M» del Diccionario de la Real Academia Española: acá está, «maqui» (Voz mapuche). Arbusto chileno, de la familia de las Liliáceas, de unos tres metros de altura… Pero no tiene nada que ver con lo que busco. Solo me queda la opción del Diccionario enciclopédico, a ver. Ma… «Maquiavelo, Nicolás» (leo otros cinco minutos).

¿Qué buscaba? Bufff. Hace media hora que paré de leer para buscar una palabreja y ahora sé que Maquiavelo nació en Florencia en 1469 y que en Chile hay una árbol que se llama maqui, pero sigo sin saber qué diablos son los maquis. Bueno, otra vez será, no tengo dónde seguir buscando y a la biblioteca no tengo tiempo de ir...».

II. El mundo d.G.

Quiero buscar qué es Google, pero, ¿dónde? ¿Qué otro Google hay fuera de él? ¿Existe algo fuera de él? ¿Hay otros buscadores? Ha ocupado un lugar tan preeminente que podría bautizarlo como una especie de Bayaspirina virtual, muchos no saben que Google es un «motor de búsqueda», pero todos saben para qué sirve. Y eso es lo que le sirve a Google. ¿A Google le sirve más servirnos que a nosotros que él nos sirva? Sirvientes, servidores, servidumbres. ¿Who made Who?

Su eslogan es Don’t Be Evil (No seas malvado). Según su partida de nacimiento, Google nació el 7 de septiembre de 1998. No tiene madre, pero sí dos padres: Larry Page y Sergey Brin, dos estudiantes de doctorado en Ciencias de la Computación de la Universidad de Stanford. Por lo tanto, el buscador más buscado es hijo de un matrimonio moderno. De esos que por ahora sólo se aceptan en California, Ámsterdam y pocos sitios más.

III. Bing. ¿Bingo para Bill?

En 2009 nace Bing, el buscador de Microsoft, hijo de padre estadounidense y madre desconocida. ¿Guatemala o Guatepeor? Personalmente, prefiero que haya al menos un oligopolio del poder 3.0 en vez de un monopolio. Prefiero que al menos haya dos contendientes que se disputen nuestras preferencias, a que al menos podamos optar entre dos propuestas, aunque evidentemente sean —mal que nos pese— similares en su concepción más primigenia, en la ideología que las motoriza.

Preferiría una diversidad virtual mucho más real, mucho más democrática, muchas más opciones para elegir, pero ciñéndonos a la realidad de hoy, del viernes 26 de febrero de 2010, si tiene que haber un Big Brother, prefiero a Google y no a Bill Hates, que obligó al mundo a depender de la mediocridad de su Windows, plagado de fallos, complicado, inestable. Una verdadera chapuza virtual.

Sé que hablo de software por un lado y hardware por otro. Cada uno reina en su campo. Pero se disputa cada día con más virulencia el otro campo, el que les falta por conquistar, es por eso que en realidad estamos hablando del mismo gran objetivo estratégico de ambos.

Los dos quieren revivir una especie Sacro Imperio Romano Virtual, reinando en ambos campos (de batalla). ¿Tendrán, ellos también, «pies de barro»? Y es allí dónde personalmente me pregunto cuál de los dos monstruos es menos peligroso. Las nuevas dominaciones ya no pasan por las naciones, sino por las nociones. Noción de saber dónde estamos para tratar de estar donde deseamos, siendo conscientes de las implicancias que tienen las nuevas tecnologías, para intentar no caer en lo más fácil: tecnofilia o tecnofobia.

IV. Huellas digitales de la historia contemporánea

Tal vez, en un futuro no muy lejano, la historia contemporánea se escriba teniendo en cuenta si un hábito, hecho o acontecimiento tuvo lugar «antes o después de Google».

La rapidez con que se propagó, transformándose en apéndice de nuestra mente, fue casi tan rápida como el tiempo que demora en buscar el nombre de esa empresa o persona que acabamos de conocer en el mundo real y ya estamos pensando en llegar a casa y Googlear para ver qué nos depara el omnisciente sabelotodo virtual en el que confiamos demasiado y demasiado rápido. Que a su vez se alimenta de éste mundo palpable en el que ahora mismo estoy tipeando y tratando de transmitir mis impresiones.

Es un juego de espejos entre realidades tangibles y virtuales que se retroalimentan, informan y deforman mutuamente, incidiendo y reincidiendo en nuestra mente de formas que nos afectan consciente e inconscientemente. Tal vez la clave para comprenderlo y comprendernos mejor sea dilucidar cuáles son los espejos cóncavos y cuáles los convexos.

martes, 12 de enero de 2010

Editores & distribuidores

¿Mercado editorial sin editores?

Es un absurdo, un contrasentido. Si el mercado "editorial" deja de tener "editores", lógicamente deja de ser un "mercado editorial", cambiando de naturaleza para convertirse en algo obviamente de inferior calidad, sea lo que fuere.
La "Edición" (con mayúsculas) es una profesión con una historia de muchos siglos, las nuevas tecnologías están modificando los soportes, no los contenidos. Las preguntas son qué y cómo editar, no quién debe hacerlo.
No debemos dejar encandilarnos por el brillo cegador de ciertas tecnologías que pretenden, en vano, suplir el papel fundamental que desempeñamos los editores.

¿Mercado editorial sin distribuidores?

No solo es posible, sino necesario para el ecosistema futuro. La función de los distribuidores es meramente logística, fundamental en el sentido físico, pero que no aporta ningún valor añadido al libro como soporte de cultura y/o entretenimiento. Solo le agrega un fuerte incremento al P.V.P.
Aquí sí las nuevas tecnologías tienen mucho que revolucionar. Y ya están comenzando a hacerlo. La edición del futuro, a mi juicio, debería centrarse en pagar mejor a traductores, diseñadores, editores y correctores, en detrimento de distribuidores.
Ello redundaría en libros mejor editados y un mundo editorial que retribuya mejor a quienes realmente generamos valor agregado con nuestros conocimientos, habilidades y pasión.

martes, 5 de enero de 2010

"Los editores españoles van a equivocarse con el e-book"

Reflexión sobre el artículo "Mi visión del libro electrónico y las librerías", publicado en http://www.econectados.com el 5/1/2010:

Estimados colegas:

Me resulta gratificante constatar la cantidad de respuestas que genera un artículo de ésta naturaleza. La posición del autor me parece acertada como tendencia, a grosso modo, pero tiene varios puntos débiles y otros que no tiene en cuenta. La visión de "un año más o un año menos en librerías" me parece demasiado apocalíptica. La historia humana -e incluso la historia de la tecnología- demuestra que cualquier cambio de paradigma, aunque se trate del mundo digital, es gradual. Y creo ello se debe, precisamente, a la naturaleza humana. Creo que el aspecto menos convincente del artículo radica en la creencia de que el lector promedio se rasga sus vestiduras por pasar del formato papel al electrónico. Y en ese punto, discrepo completamente. Los impulsores del fenómeno son, en primer lugar, los más interesados en el cambio: Amazon y todas las pequeñas o grandes rémoras que vienen detrás, que pretenden captar una masa crítica de lectores/consumidores que les permita dar el gran salto. Pero tanto el autor del artículo como Amazon omiten consciente o inconscientemente que hay un factor fundamental -el factor humano- que hace que exista una resistencia al cambio, en mucho casos por la explícita y sencilla razón de que muchos no queremos leer un e-book, mucho más allá de practicidad y precio. El actor de leer es un acto de solaz, relajación, placer, distensión, aprendizaje, ocio productivo. Y llega a ser un acto estético en el que intervienen los cinco sentidos, cosa que no puede brindar un libro electrónico, da igual su precio o su disponibilidad. Para muchos, y me incluyo, el acto de leer es un hábito ligado a muchos aspectos cotidianos que van mucho más allá de "bajarse" un e-book. Otro punto que se omite es que somos un buen porcentaje los lectores que no queremos elegir un libro por un catálogo de Amazon o Barnes & Noble, sino que disfrutamos mucho del ritual que comporta todo lo previo a la adquisición de un libro en papel, vale decir visitar un par de librerías, ojear, hojear, manosear, oler y leer alguna página del libro que nos interesa. Respecto a los editores, si bien coincido en que están diagnosticando algo tarde el fenómeno, no tengo claro si se equivocan tanto como dicen aquí. No olvidemos que el mercado iberoamericano no tiene mucho que ver con el anglosajón, que siempre ha tardado una década más que su homólogo del norte en adoptar las nuevas tecnologías. El punto álgido es que no hablamos de adoptar una nueva versión de Windows, que sí podría suceder en uno o dos años, sino de que todos los actores de un mercado editorial -cuyas dinámicas obedecen a una lógica particular que además posee componentes ligados a una fuerte tradición- se vuelquen hacia algo sustancialmente diferente en cuánto a modos de consumo cultural. Pretender siquiera soñar que ese puede cambiar radicalmente durante 2010 es poco menos que naïf. Concluyendo, más allá de los problemas, falencias, vicios y déficits con los que cuenta la dinámica que mueve el mercado editorial tal como lo conocemos, los cambios que ya han comenzado a producirse serán graduales, aunque haya un "salto digital" mundial entre 2010 y 2012, España aún demorará dos o tres años más en vivirlo. El verdadero cambio se producirá a partir de 2010 en Estados Unidos, Alemania y Japón, seguido de Francia, Canadá y tal vez los países nórdicos, pero la tendencia no se implantará ni tan fácil ni tan velozmente en el resto de Europa y el mundo. Nada sucede en un año, ni siquiera en el nuevo mundo digital. El declive de la librería tradicional será gradual, además de que ya se buscan modos de "aggiornarla" para intentar adaptarla a los nuevos modos de consumo cultural, por tanto pretender que las librerías como tal desaparecerán de aquí a 2012 es poco menos que ingenuo. Julián Chappa · www.ediciona.com